El Mizunara, también conocido como roble japonés (Quercus crispula), es una madera única que cumple un papel fascinante en el mundo del whisky, famosa por su capacidad de aportar sabores complejos y deseables a la bebida. Pero, adquirir y trabajar con esta madera presenta un conjunto único de desafíos para los productores de whisky.
A diferencia de sus homólogos americanos y europeos, se considera que los árboles de Mizunara necesitan 200 años o más para alcanzar la madurez, lo que contribuye a la rareza de la madera. Esta escasez, combinada con la forma naturalmente retorcida y nudosa de la madera, la convierte en un material considerablemente más caro y laborioso de trabajar en comparación con otras opciones.
Para complicar aún más las cosas, el alto contenido de agua de Mizunara hace que la madera sea más porosa que otros robles, lo que puede provocar fugas en las barricas. Esta cualidad le ha valido a Mizunara el apodo de "roble de agua". La falta de tílides, estructuras naturales que evitan fugas y el método tradicional de cortar las duelas de las barricas a lo largo de la fibra crean canales minúsculos que pueden facilitar las fugas.
El primer uso generalizado de Mizunara para barricas surgió por necesidad durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las restricciones a las importaciones obligaron a los productores japoneses de whisky a buscar alternativas nacionales. Si bien fue una estrategia ingeniosa, también presentó otro desafío: el uso de barricas nuevas de Mizunara impartía un sabor áspero y tánico.
Hoy en día, la mayoría de los mezcladores japoneses prefieren barriles de Mizunara “rellenados”. Estos barriles ya han impartido algunos de sus sabores únicos a lotes anteriores de whisky, lo que permite una contribución más matizada y equilibrada al espíritu final.
A pesar de los desafíos, Mizunara ofrece un perfil de sabor único, diferente a cualquier otro roble utilizado para la maduración del whisky. Si bien puede aportar un toque de especias, su verdadera brillantez reside en su capacidad para impartir notas complejas y delicadas. Piense en sándalo, incienso, coco, vainilla e incluso toques de cítricos: una sinfonía de aromas que eleva el producto final a nuevas alturas.
Obtener roble Mizunara no es tarea fácil. Debido a su lento crecimiento y a la alta demanda, la madera alcanza un precio elevado. La competencia se extiende más allá de la industria del whisky, ya que las tonelerías y los fabricantes de muebles también valoran el Mizunara. Las grandes subastas en Hokkaido, la isla más septentrional de Japón, se convierten en campos de batalla donde las principales destilerías como Suntory y Nikka compiten por la oportunidad de utilizar esta madera excepcional en sus creaciones de whisky.
La historia del roble Mizunara es una historia de resiliencia, ingenio y, en definitiva, la búsqueda de un sabor excepcional. Si bien los desafíos asociados con esta madera son innegables, el carácter único que le otorga al whisky japonés continúa cautivando a los conocedores de todo el mundo.
Este material se ha extraído del módulo de Maderas del Curso de Formación de catadores. Este curso presencial y línea, divertido y accesible explora el mundo del whisky y su apreciación a lo largo de ocho módulos.
Algunos whiskies con acabados en Mizunara:
Glenmorangie A Tale of Tokyo
Chivas Mizunara
Dewar's Double Double 21 años Mizunara
Fuyu Japanese blend Mizunara Finish
Bowmore Mizunara Cask Finish
Kigai Mizunara Finish
Dewar's Japanese Smooth 8 años, Mizunara Oak Cask Finish
Amahagan World Malt Edition 3, Mizunara Wood Finish
The Shin 15 años, Mizunara Oak Finish
Togouchi 9 años
Suntory Royal Blended
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